Al igual que sucede con los coches y otros vehículos que funcionan a batería, la bicicleta eléctrica también usa unos y otros tipo de cargadores que hacen que su funcionamiento cumpla con todas nuestras necesidades. Así, y tanto como si estamos pensando en su adquisición como si ya contamos con alguna en casa, es importante que conozcas cómo son y su operatividad a la hora de disponernos a realizar la carga.
El cargador, elemento esencial para tu bici eléctrica
La bicicleta eléctrica está en uno de sus mejores momentos. Y es que, teniendo a la bici convencional como el medio de transporte más económico y siempre en constante evolución, en los últimos años ha aparecido su generación siguiente, la cual está compuesta en base a un motor eléctrico que funciona a partir de sus baterías. Un segmento del que, de la misma forma que ocurre con los patinetes y otros vehículos de Movilidad Personal, están creciendo a un ritmo vertiginoso.
En este sentido, cabe mencionar que ya no son un producto de élite, haciendo que cada vez más estén al alcance del consumidor. Cada año son más, permitiendo que los cargadores de cada bicicleta eléctrica sean un elemento indispensable para la que será la carga de nuestras e-bikes, como son también conocidas.
En todo caso, es preciso que sepas que sin una batería, nuestra tu -bike no va a ninguna parte. Hay muchos tipos diferentes de bicicletas electrificadas, pero la mayoría de las bicicletas eléctricas de alta calidad están equipadas con baterías de iones de litio. Esto hace, también, porque contemos con varios tipos de cargadores que se amoldarán perfectamente a tu bicicleta eléctrica. Porque sí, dependiendo de la utilidad específica del vehículo (urbana, de carretera, de montaña…) se ajustará un modelo u otro.
Es igual que en el caso de las baterías, las cuales, y como veremos a continuación, se diferencian por la composición de sus materiales que otorgarán potencias y autonomías distintas. Como todos los que se adentran en la movilidad eléctrica, es importante que se conozcan sus requisitos técnicos para poder optimizar su uso. Pero antes, hay que conocer ese otro componente que nos llevará a las funcionalidades de estos cargadores que encontramos en el mercado.
La función de las baterías
Con la incorporación de un motor eléctrico cuya energía es proporcionada por una batería, se logró mejorar el avance de las bicis. Ambos elementos son herramientas fundamentales de las bicicletas eléctricas, lo que hará luego porque encontremos también otros tipos de cargadores para nuestra bicicleta eléctrica. Además, se encuentran de diferentes capacidades.
Por esta razón es importante matizar que todas las bicicletas eléctricas no son exactamente iguales entre sí, aunque sí presenten características en común. Eso hace que dispongamos de varios tipos de carga y baterías para ellas. Existen diferentes tipos de baterías en el mercado: de iones de litio, ácido-plomo, níquel-metal…
En general, las baterías más pesadas son las más baratas y tienen poca autonomía, mientras que el aumento en el precio disminuye el peso y mejora la autonomía. Una batería de calidad durará más y será necesario reemplazarla con menos frecuencia.
- Batería de iones de litio. Son las más modernas y las que prácticamente la mayoría de los fabricantes están incorporando tanto a los modelos más nuevos como a los anteriores. Sin duda, la mejor tecnología. Son mucho más pequeñas y ligeras que otras, con una capacidad de 90-150 Wh por kg. Esto puede dar como resultado un peso reducido con la misma capacidad, o en mayor capacidad con el mismo peso, aumentando así la autonomía de la bicicleta. Tampoco sufren el efecto de memoria, por lo que no es necesario esperar hasta que estén casi completamente descargadas para recargarlas.
- De gel. Menos usadas en pro de las de iones de litio, se trata de una que apenas requiere mantenimiento. Tiene una auto-descarga muy baja y una vida útil realmente larga, además de que su carga es también muy sencilla. Eso sí, su peso suele ser bastante mayor que las más modernas.
- De ácido-plomo. Se utilizan cada vez menos, pero son las más económicas. Tienen un peso demasiado mayor, así como son las que más contaminan. Sólo lograban alcanzar una capacidad de 25Wh por Kg.
- De níquel-metal. Estas, en su lugar, sí son mejores que las de plomo, pero su eficiencia es bastante menor si las comparamos con las que más se usan (de litio). Tienen una capacidad de 55-70 Wh por kg. Entre sus desventajas, se centran en que poseen ese efecto de memoria, que reduce en gran medida la capacidad en caso de cargas y descargas.
Cómo son los cargadores y sus tipos
A lo largo del tiempo, y gracias a los continuos avances, la carga de sus baterías, y en función de sus capacidades, ha ido mejorando hasta puntos realmente rápidos. Actualmente han llegado a situarse alrededor de las cuatro horas, un progreso destacado si tenemos cuenta que antaño bajar de las seis u ocho horas era todo un hito para los fabricantes.
Esta circunstancia ha hecho que, hoy por hoy, la mayor parte sean totalmente funcionales para el uso diario en las ciudades. Incluso, disponen de la posibilidad de cargarlas en un punto intermedio del recorrido, lo que permite que no nos quedemos tirados llegado el momento.
Sobre su funcionamiento, es básico conocer que los cargadores inteligentes suelen acompañar a las baterías desconectando la alimentación cuando notan que la batería está totalmente cargada. Pero si la dejamos conectada durante mucho tiempo a la luz, cuando haya pasado cierto tiempo, el cargador notará que la batería ha perdido una ínfima cantidad de carga. Por lo que volverá a dejar pasar corriente durante unos minutos hasta que detecta el 100% de carga.
Esta acción de forma repetida hace que batería y cargador alcancen una temperatura nada favorable para el buen funcionamiento de la unidad de almacenamiento. Existen cargadores que cuando desconectan la alimentación la primera vez, no vuelven a dejar pasar corriente a no ser que los desenchufemos y volvamos a enchufar, una gran forma de protegerlas. Por eso, es importante que no la dejemos sin carga (o poca carga) durante tiempos prolongados.
A partir de ahí, encontramos tres tipos: de sellado, metálicos y de diagnóstico.
Cargadores de sellado
Son de las más comunes y los que prácticamente más se usan en todas las bicis modernas. También porque ofrecen una resistencia mayor que las dos que la acompañan. Muy apta si la bicicleta usa baterías de iones de litio o de plomo, suelen portar el indicador LED que muestra, generalmente, el estado de la carga.
A diferencia de las de estructura metálica y de diagnóstico, este tipo de cargadores son muy compactos, lo que los hace totalmente efectivos para su rapidez aumente considerablemente, especialmente si son de iones de litio. De gran ergonomía, son también bastante más económicos que los que encontramos en el resto.
Eso sí, también tiene una gran desventaja, y es que son de baja potencia, por lo que son más más propensas para una bici que tenga una batería más pequeña. Frecuentan tensiones de 110 a 230V.
Cargadores de carcasa metálica
En este caso, suelen ser muy correctas para los vehículos de nueva generación, sobre todo para aquellas que posean unidades de almacenamiento más amplias, potentes y de mayor capacidad. Entre sus puntos característicos, además de su estructura metálica, es que tienden a portar dos o más ventiladores (dependiendo de un tamaño estándar o más grande), lo que hace que el rendimiento de la carga sea mejor y más rápido.
Son más voluminosas, como ves, pero también más eficientes, un punto importante a considerar para aquellos que busquen velocidades mayores que las de tipo sellado. Entregan más potencia y corriente eléctrica. Muy reconocidos para trayectos largos. Entre sus particularidades, permite que su tensión pueda ajustarse sobre un determinado momento. Por ejemplo, podríamos equilibrar la balanza entre una mayor vida útil y autonomía.
Cargadores de diagnóstico
Están diseñados para cumplir con una variedad de requisitos de servicio de baterías y sistemas eléctricos, pero las características exclusivas de los productos individuales pueden lograr que estos cargadores se adapten mejor a las aplicaciones para nuestra bicicleta eléctrica.
Se tratan de unos tipos de cargadores que son bastante más sofisticados que los dos anteriores. Estos tienden a utilizar otro tipo de química, pero son de uso para la gran parte de los materiales: ácido-plomo, iones de litio, níquel-metal… son conocidos como cargadores inteligentes porque nos ofrecen una buena variedad de variables. Cada celda tiene un análisis de poder que es la que luego podemos comprobar mediante su pantalla (estado, tiempo, capacidad…)
Todas ellas hacen que se adapten rápidamente a muchos modelos, permitiendo que tu bici electrificada más funcional en cada momento.