Apenas lleva unos meses en el cargo y José Ignacio Wert ya es el ministro peor valorado del Gobierno del Partido Popular. Sus declaraciones y apoyo a la polémica Ley Sinde le han llevado a obtener una valoración que sigue la línea marcada por los anteriores ministros de Cultura como Angeles González-Sinde.
En los últimos años se ha observado una peculiar tendencia. Los sucesivos ministros de Cultura han sido de los peores valorados de los gabinetes formados por José Luis Rodríguez Zapatero. Sucedido éste por Mariano Rajoy, esta cartera ha sido asumida por José Ignacio Wert. El resultado ha sido el mismo: el peor valorado en los primeros meses del Gobierno. ¿A qué se debe esta negativa valoración?
Un interesante artículos de Enrique Dans ahonda en los principales motivos que dan a Wert así como a sus antecesores este halo negativo. En primer lugar conviene resaltar el claro posicionamiento de Wert con la industria cultural, por lo que su ministerio parece más el Ministerio de la industria cultural más que de Cultura. Esto se ha evidenciado en numerosas ocasiones como ha demostrado la Ley Sinde-Wert, que responde a las presiones de este sector que reclaman insistentemente medidas para proteger sus negocios.
Como le hemos escuchado en numerosas ocasiones, Wert toma como propio el discurso de la propia industria, utilizando su lenguaje. «Robo», «expolio» o «piratería» son algunas de las expresiones que le hemos escuchado en varias de sus declaraciones, sospechosamente similares a las que emplea el sector. El ministro ha ignorado el potencial de Internet como instrumento de difusión cultural y se ha plegado a los intereses del sector, algo que no ha pasado desapercibido por los ciudadanos, tal y como detalla su negativa valoración. El nuevo ministro ha seguido los pasos de su antecesora y ha hecho todo lo posible por aparecer «en la foto» junto a personajes como Enrique Cerezo, que insultó sin control a miles de internautas recientemente.
La imagen de un Gobierno que no escucha a sus ciudadanos para atender a otros intereses es la que refleja a la perfección Wert. Hace sólo una semana admitía que la salida adelante de la Ley Sinde se debía a la necesidad por parte de España de cumplir «compromisos internacionales«. Esto significa admitir las presiones e injerencias de gobiernos extranjeros como el de EEUU. Descaro e impunidad que sólo recibe el castigo de una «mala valoración».
Su restrictiva visión de la cultura y la adopción del discurso de la industria -entre otras polémicas posiciones y palabras- han colocado a Wert en el blanco de las críticas de los ciudadanos. ¿Tendrá en cuenta estas críticas o seguirá empecinado en mantener su discurso? ¿Escuchará a sus ciudadanos para mejorar y trabajar para ellos? Mucho nos tememos que, como su valoración, la respuesta es negativa.