Hoy en día son muchos los casos en los que un usuario ve como alguien consigue las claves de acceso a su cuenta bancaria para robarles todo el dinero que pueda. Son muchas las técnicas utilizadas, pero sin duda la más frecuente es el phising. Es frecuente ver como alguien recibe un mensaje de correo electrónico que aparentemente es enviado desde su banco e independientemente del motivo le solicita que entre en la supuesta web del banco, que tiene la misma apariencia, para robar sus datos de acceso.
Actualmente, la ley protege a los usuarios ante este tipo de fraudes, ya que obliga a los bancos a reembolsar el dinero robado a este tipo de víctimas independientemente de si la culpa es del banco o del usuario. Sin embargo, en Reino Unido se está iniciando un movimiento de protesta sobre esta ley para evitar que estén obligados a devolver el dinero a los clientes que sean víctimas de este tipo de fraudes si la culpa no es del banco.
Detrás de este movimiento se encuentra el gobierno de Reino Unido, el Banco de Inglaterra y el GCHQ (Sede de Comunicaciones del Gobierno, que son los que han presentado una propuesta de ley en la que los bancos no estén obligados a reembolsar el dinero defraudado a un cliente si la culpa es del propio usuario por usar un navegador desactualizado que ponga en riesgo su seguridad.
De esta forma, el Banco de Inglaterra es el que más fuerza está haciendo en este sentido, junto a otras entidades bancarias, ya que están tratando de proteger sus propios intereses. Para ello quiere impulsar nuevas leyes que permitan a un banco negar el reembolso a los clientes que han sido víctimas de un fraude por no tomar las medidas mínimas de seguridad a la hora de acceder a sus cuentas o realizar transacciones online.
Los bancos están presionando por realizar una campaña previa a la implantación de la nueva ley. Estaría formada por cuatro etapas, una en la que los bancos usarían un software de escaneo para detectar si sus clientes usan un software antiguo que les ponga en riesgo, como antivirus o navegadores obsoletos. Durante la segunda etapa los bancos mostrarían una advertencia a los clientes que hagan uso todavía de este tipo de software y posteriormente bloquearían sus servicios.
En la tercera, los bancos estarían pensando colaborar con los proveedores de Internet para detectar si un usuario es víctima de malware y en ese caso prohibirle el acceso a Internet por completo. Y por último, implantar la norma que les permita negarse a la devolución de su dinero si han sido víctimas de un fraude por no cumplir con los requisitos mínimos solicitados por el banco.