No cabe duda que el uso de emoticonos está en pleno auge, más aún cuando aplicaciones como WhatsApp u otras de mensajería instantánea se han establecido en nuestras vidas como la manera más común de comunicarnos. Y es que con estos curiosos símbolos somos capaces de mostrar estados de ánimo, lugares, expresiones, sentimientos, etc.
De ahí que todo tipo de usuarios hagan uso de ellos de manera cada vez más frecuente. Sin embargo, seguro que nunca nos hemos parado a pensar si el envío de un emoticono podría suponer algún tipo de amenaza o hacer que alguien se sienta ofendido al recibirlo.
Pues bien, según un caso que acabamos de conocer, esto podría llegarnos a suponer un grave problema, ya que un joven francés de 22 años ha sido condenado con varios meses de cárcel, por haber enviado a su ex novia un emoticono que incluye la habitual cara de estos símbolos poniéndose una pistola en la sien.
Tras la ruptura de su relación, que todo apunta que no fue demasiado amistosa, la chica, que es menor de edad, interpretó ese emoticono como una amenaza de muerte e inició un proceso legal contra su ex pareja. Este proceso tuvo su desenlace la semana pasada en Francia y Azougagh Bilal, que es como se llama el joven, ha sido condenado a seis meses de prisión, con tres meses de suspensión y deberá de pagar 1.000 euros a su ex novia por daños y perjuicios.
Y el que el abogado de la chica defendió que su cliente había tenido durante mucho tiempo pesadillas provocadas por esas amenazas y mucho miedo a salir sola de casa por lo que la pudiera pasar si se encontraba con su ex novio.
Lo cierto es que un emoticono puede ser interpretado de diferentes maneras, dependiendo del contexto, ya que este mismo emoticono de la pistola en la sien puede llegar a significar que estamos realizando alguna tarea demasiado compleja y que nos encontramos ante una situación de desesperación. Entendemos, por lo tanto, que los mensajes previos al envío del emoticono habrán tenido mucho que decir para llegar a esa sentencia, pero lo cierto es que no se trata de un caso aislado puesto que, en enero del año pasado, un adolescente también fue detenido en Brooklyn por la policía por publicar una secuencia de emoticonos alegando que significaban amenazas terroristas.