Una compañía de 140 años como la japonesa Toshiba está en su ocaso. La que antaño fuera referencia en su sector y pionera en el lanzamiento de algunos productos, se enfrenta a una crisis sin precedentes que podría terminar con miles de empleos destruidos y pérdidas millonarias. En todo 2015 ha perdido casi el 60% de su valor en bolsa.
Toshiba es una compañía japonesa que durante muchos años ha sido referencia en su sector. Fundada como tal en 1939, su historia viene de mucho antes. Para encontrar el inicio de la firma tenemos que mirar a dos empresas. En 1875 se establece Tanaka Seizo-sho (Tanaka Engineering Works), el primer fabricante en Japón de equipo telegráfico. Más tarde, en 1890, Hakunetsu-sha & Co., Ltd., se convirtió en la primera planta de fabricación de lámparas eléctricas incandescentes en el país del sol naciente.
La suma de estas dos compañías dio como resultado Tokio Shibaura Denki (Tokio Shibaura Electric Co, Ltd.), que cambió su nombre en 1978 por el de Toshiba. A esta empresa le debemos algunas innovaciones clave para la evolución de la tecnología, como el desarrollo de los primeros radares en Japón, los primeros transmisores de televisión, las primeras televisiones de transistores, hornos de microondas, el primer videoteléfono a color en todo el mundo o el ordenador personal portátil Dynabook.
Ser la primera empresa que comercializó un ordenador portátil, la que inventó el DVD o la que presento memoria basada en tecnología flash es algo que no se va a poder olvidar, pero nada es eterno en este mundo y menos las empresas de este sector. Hemos visto caer a muchos gigantes y Toshiba va camino del ocaso. La compañía se enfrenta a la disyuntiva de su futuro donde debe abordar complicadas decisiones.
“Este es el peor daño que ha sufrido nuestra marca en sus 140 años de historia”
Después de repasar brevemente la historia de Toshiba y sus logros, es el momento de explicar las acciones que han desencadenado la caída a los infiernos de la compañía. A principios de 2015 se detectaron problemas en el balance de la compañía, creándose una comisión de investigación independiente en Japón que reveló todo tipo de irregularidades en diversos sectores de su negocio.
Se supo que el CEO de Toshiba, Hisao Tanaka, estaba directamente vinculado en el “inflado” de las cifras contables, algo que se estuvo realizando de manera deliberada desde el año 2008. En señal de arrepentimiento pidió disculpas en rueda de prensa e hizo una reverencia a los presentes. Con las palabras “Este es el peor daño que ha sufrido nuestra marca en sus 140 años de historia”, dejaba clara la magnitud de la tragedia.
Durante los últimos siete años, la cúpula de Toshiba estuvo inflando los beneficios operativos en más de 1.100 millones de euros. El presidente Hisao Tanaka se vio forzado a dimitir junto con el vicepresidente Norio Sasaki y el consejero Atsutoshi Nishida, que también participaron en este escándalo. Con estas cifras, se ha colocado como el mayor fraude contable en la historia de Japón.
Cambio de rumbo, venta del negocio y despidos
Desde el escándalo, las cosas no han terminado de volver a funcionar en Toshiba que ha tenido que revisar a la baja su perspectiva económica para el año fiscal que termina en marzo de 2016. Se esperan unas perdidas netas de unos 4.500 millones de dólares al cambio. Las acciones han perdido casi el 40% de su valor desde que se desató el escándalo y con cada noticia que aparece en prensa, la bolsa les hace perder un poco más.
Todo ello, les ha forzado a la restructuración y al cambio de rumbo. La primera parte pasa por vender parte de su negocio. El primero de ellos fue el de los sensores de imagen que han pasado a Sony por 155 millones de dólares. En el acuerdo entran las plantas de fabricación y hasta 1.100 empleados que podrían dar el salto a la compañía compradora.
También están en proceso de dejar la fabricación de televisores y venderá sus fabricas en el extranjero. La compañía estaría ultimando los detalles para deshacerse de las cadenas de producción de este tipo de dispositivos que tiene en Indonesia al haberse convertido en un negocio deficitario. En Polonia ya ha vendido sus plantas de televisores y Egipto podría seguir el camino.
Y la última noticia que hemos conocido es la más preocupante de todas. Al menos 7.000 puestos de trabajo corren el peligro de desaparecer al recortar las divisiones de electrónica de consumo, especialmente del mercado de ordenadores y la mencionada fabricación de televisores. En total, sumando los despidos que ya se han puesto en marcha y las bajas voluntarias, podríamos estar ante 10.000 personas dejando la compañía en los próximos meses.
Los mercados han reaccionado rápidamente a estas informaciones, tal y como se puede ver en la imagen superior, con perdidas de más del 20% en los dos últimos días. Las acciones llegaron a cotizar a 534 yenes en marzo de 2015 y actualmente lo hacen a sólo 221 yenes, una pérdida de casi el 60% del valor total de la empresa. Un auténtico desastre.