Elegir la contraseña para un servicio online, el correo electrónico o las redes sociales es un paso determinante para proteger nuestra información y datos privados de ojos indiscretos. Pero en ocasiones la falta de seguridad de algunas de estas contraseñas o el inconveniente de tener que retener demasiadas claves en nuestra memoria, puede provocar precisamente el efecto contrario al que buscamos. Por ello, nuevas tecnologías empiezan a alzarse para aportar más seguridad a los usuarios y evitar comprometer nuestras contraseñas.
Pocas cosas existen más personales que el latido de nuestro corazón y precisamente esa es la premisa de una de las tecnologías actuales que utilizando una pulsera inteligente, es capaz de registrar nuestro pulso cardíaco para confirmar nuestra identidad. La pulsera Nymi es capaz de comunicarse mediante Bluetooth con un teléfono móvil, tablet u ordenador portátil y mediante la autenticación vía frecuencia cardíaca, poder desbloquear dispositivos o realizar pagos seguros a través de plataformas móviles.
Siguiendo con el uso de parámetros biométricos como forma de verificar nuestras credenciales de acceso, otro de los proyectos más interesantes al respecto es el análisis de las ondas cerebrales con las que un ordenador es capaz de distinguir a alguien en concreto con un alto grado de precisión. Los últimos avances hablan de una tasa de fallo de tan solo el 6% con lo que se confirma como uno de los campos más prometedores de los próximos años para reforzar las contraseñas.
Reconocimiento facial y de voz, las nuevas contraseñas
Otra de las tecnologías que prometen jubilar a las contraseñas son las que explotan el reconocimiento de voz de modo que son capaces de reconocer a una determinada persona por las variaciones del timbre de voz. Ya existen aplicaciones que hacen uso de este sistema como la de ING Bank, aunque todavía plantea algunos interrogantes al respecto de la seguridad que ofrecen a los usuarios.
El reconocimiento facial ha sido una de las últimas piezas en llegar al tablero y lo ha hecho con un buen resultado, como el que es capaz de dar la plataforma integrada en el nuevo sistema operativo Windows 10, donde a través de una cámara se puede reconocer a un usuario para desbloquear el equipo o acceder a diversas aplicaciones online donde podamos almacenar nuestros datos privados.
El camino que abrieron tecnologías como el reconocimiento de huellas dactilares es solo el principio de una larga senda en la que los fabricantes y las compañías de seguridad siguen trabajando para evitar el robo de datos e información privada.