Los equipos que se requieren para el diagnóstico de un ataque al corazón son de un elevado coste que, en no pocos lugares, se tienen que asumir con dificultades. Una nueva tecnología, que por su aspecto y simplicidad recuerda a un termómetro, es capaz de diagnosticar un ataque al corazón utilizando los materiales mínimos y, volviendo al desembolso, asumiendo costes mucho más reducidos.
Los desarrolladores de esta tecnología han señalado que uno de los mecanismos empleados para el diagnóstico de un ataque al corazón consiste, simplemente, en medir el nivel de una determinada proteína en la sangre del paciente. De esta forma, se puede reconocer con facilidad, cuando se ha sufrido un ataque al corazón, que el paciente presenta una concentración superior de la proteína. Ocurre cuando se corta el flujo de sangre desde el corazón y los músculos implicados están dañados. La proteína sobre la que se elabora este estudio de concentración es la troponina.
Actualmente estudiar la concentración de troponina en sangre implica la utilización de instrumentos voluminosos, caros y que en determinados centros de atención médica no son prácticos. Ahora bien, no se pueden dejar de recordar que tres de cada cuatro muertes por enfermedades cardiovasculares tienen lugar en países de reducidos ingresos. Por lo tanto, un diagnóstico acelerado de un ataque al corazón podría reducir drásticamente las cifras de fallecidos por esta causa. De ahí, evidentemente, el especial atractivo de esta tecnología.
El instrumento de diagnóstico en cuestión se inspira en los termómetros y, por ello, está construido con una reducida pieza cilíndrica de vidrio, nanopartículas especializadas y una pequeña gota de tinta. Así, el resultado de la prueba se puede apreciar en tan solo unos segundos y a simple vista, igual que ocurre con un termómetro. Evidentemente, tampoco se descarta la llegada de este sistema a países más avanzados.