Los países miembros de la OTAN se reúnen para desarrollar acciones de defensa común frente al ataque de cibercriminales. El robo de información secreta y los ataques contra servicios informáticos cada vez supone un riesgo mayor para los distintos países.
Hoy jueves ha comenzado en Gales una cumbre de dos días con la que los países miembros de la OTAN pretenden desarrollar una política de defensa común ante casos de ciberataques que sufra cualquiera de sus miembros. Representantes de los distintos países estarán presentes en la reunión, que no obstante tiene como foco central el conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Pero la OTAN no quiere pasar por alto la amenaza que supone la acción de los hackers sobre equipos y sistemas informáticos que dan soporte y a apoyo a millones de ciudadanos en todo el mundo.
El pasado mes de junio, una resolución de la OTAN indicaba que la seguridad informática formaba parte de una de las prioridades de la Alianza del Atlántico Norte y se emplazaba a las jornadas de hoy y mañana como la fecha escogida para alcanzar acuerdos concretos en este sentido. Una vez consolidad el acuerdo, se dotará a los ciberataques del mismo estatus que otras amenazas perpetradas por otro tipo de armamento, por lo que el ataque que se lleve a cabo contra cualquiera de los miembros de la organización, será considerado como una agresión a todos los miembros.
Asistencia mutua ante el “ciberterrorismo”
Este es sin duda un gran paso en la lucha contra el cibercrimen, no solo como medida disuasoria debido a la imagen de fuerza común que surge de la unión los distintos países que podrán prestarse asistencia mutua entre sí, sino que además permitirá compartir información y recursos para combatir las amenazas de piratas informáticos. No obstante, el desarrollo de estas políticas de defensa no está exento de incertidumbres y polémicas, ya que no parece del todo claro, cuando se puede situar el límite en supuestos ciberataques para pasar a considerarlos una violación de las cláusulas reflejadas en el tratado de la OTAN.
En 2009, Estonia sufrió un ataque de denegación de servicio que afectó a buena parte de sus comunicaciones durante tres semanas y el país europeo solicitó ayuda técnica y apoyo a la OTAN. La autoría de dicho ataque no quedó demostrada por completo, pero muchos expertos aseguran a que Rusia estaba detrás de él ya que los hackers podrían pertenecer a un grupo que contaba con apoyo del gobierno ruso. El gobierno de Putin ha tenido varios rifirrafes con la OTAN a lo largo de los años y sin duda, tras las informaciones destapadas por Edward Snowden y el asilo político que está recibiendo de Rusia el exfuncionario de Estados Unidos, no parece extraño que se quieran tomar medidas ante un hipotético conflicto futuro que puede tener su epicentro en algún ataque informático.