Los editores españoles creen que invertir en libros digitales es tirar el dinero debido a la piratería

Los editores españoles creen que invertir en libros digitales es tirar el dinero debido a la piratería

Redacción

La «alta tasa de piratería» en España vuelve a ser la excusa esgrimida desde un sector para justificar sus reticencias para llevar sus contenidos a la Red. En este caso hablamos de los editores en españa, quienes consideran «caro» y «no rentable» la inversión en libros digitales.

El gremio de editores ha sido en los últimos años uno de los más beligerantes contra la llamada «piratería» en Internet. Su máxima reivindicación pasa por la creación por parte del Gobierno de un marco legal que impida que sus contenidos sean difundidos sin su permiso en la Red a través de plataformas P2P o mediante páginas que enlacen a libros digitales alojados en servidores de descarga directa. De poco les sirve el ejemplo de otras leyes antipiratería en países europeos que no han conseguido evitar este tipo descargas ante la imposibilidad de poner puertas al campo que supone Internet.

Hace dos años el presidente de la Federación de Editores de Europa, Federico Mota, acusaba a la alta «piratería» en España de ser la causante de «que no se produzcan buenos libros y que caigan los contenidos y la posibilidad del público de elegir democráticamente sus lecturas». Conforme fue pasando el tiempo, el sector fue radicalizando su discurso. En agosto del pasado año Rosalía Díaz Valcárcel, quien ha sido nombrada presidenta de la Asociación de Editores de Madrid, aseguró que «en España existe mucha demagogia entre quienes abogan por que la cultura sea gratis», una postura que considera mayoritaria. De poco parece servir datos que confirman que un gran número de usuarios sí está dispuesto a pagar. Véase, por poner un ejemplo y sin ir demasiado lejos, el tremendo éxito hasta su cierre de las cuentas de pago de Megaupload.

En su escalada de agresividad contra la supuesta insostenible «piratería» en nuestro país, los editores llegaron a amenazar con trasladar su negocio fuera de nuestras fronteras, en concreto, «a países que luchen de forma más efectiva contra la piratería«. La aprobación definitiva de la Ley Sinde-Wert y su entrada en vigor en marzo no ha sido suficiente para el sector, según se desprende de las últimas declaraciones de la citada Díaz Valcárcel.

Los libros digitales «no están suficientemente protegidos a nivel legal» en nuestro país, según apunta la presidenta de la asociación. Por este motivo justificó que los editores no hagan una inversión en el traslado de todos sus contenidos del papel a la Red, un proceso que considera demasiado «caro». Díaz Valcárcel aseguró sin aportar cifras concretas que el auge de la «piratería» en Internet en España es tal que los editores están perdiendo «muchos millones» en los últimos años.

De este modo, encontramos en el sector del libro un claro ejemplo de las dificultades que atraviesan determinadas industrias para adaptarse a la nueva realidad que ha traído Internet. Lejos de intentar mejorar y cambiar su modelo de negocio parece primar por encima de todo buscar el castigo a los usuarios, aunque parece demostrado que este no es el camino que les devolverá a la senda de los suculentos beneficios. En cualquier caso, por dar un primer paso, parece imprescindible que conceptos como «asequible» y «realistas» se trasladen a los precios finales de las obras en papel disponibles en Internet. A buen seguro conseguirían engordar más su cartera -su principal interés como se deduce de sus declaraciones- que si malgastan su tiempo en criticar «el marco legal» o la «conciencia social en España sobre derechos de autor».

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