La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha propuesto la congelación del precio de la cuota de abono de la línea que cobra Telefónica. En concreto, las pretensiones del regulador es situarlo en los actuales 13,97 euros para el próximo año 2011. Este precio es el único que cobra el ex monopolio que no se halla liberalizado.
Telefónica no puede decidir cuánto factura por cada una de las 15 millones de líneas de teléfono fijo que cobra a sus abonados. Aun así, esto supone unos ingresos millonarios para la compañía, situándose como tercera fuente de beneficios de la operadora. Durante los seis primeros meses del pasado año, la cifra de ingresos procedentes por esta cuota ascendía a 1.400 millones de euros, sólo por detrás de los servicios de voz tradicional (2.030 millones de euros) y la banda ancha (1.490 millones).
En los últimos cinco años la cuota de abono había subido un 11%. En el año 2004 costaba poco más de 9 euros y este año el precio ascendía a prácticamente 14 euros mensuales. La CMT pretende que este quede estancado en esa misma cantidad.
La CMT siempre ha justificado la congelación de la cuota porque desde 2004 ya no existe déficit de acceso y el margen de los servicios de acceso de Telefónica es positivo. Asimismo, los mecanismos de fijación de precios intentan simular las condiciones que se darían en un mercado de competencia, y por tanto, con unos costes estables, las ganancias de eficiencia y productividad obtenidas por Telefónica se deben trasladar a la factura mensual que pagan los consumidores.
La cuota de abono de Telefónica es el único concepto que la CMT puede regular en el tramo minorista, es decir, aquél que repercute directamente en el bolsillo de los consumidores. Esto contrasta con la norma que aprobó Brasil medio año atrás, donde el estado prohibió a la operadora cobrar cuota de línea en Sao Paulo.