El auge de la banda ancha móvil continúa con el consiguiente riesgo de colapso para las redes móviles de los operadores. Ni la llegada del 4G serviría para evitarlo, por lo que un estudio recomienda a la Comisión Europea (CE) que apueste por liberar frecuencias para la conectividad WiFi como gran solución.
Un informe alerta a la CE del potencial riesgo de colapso de las redes 3G/4G a medio plazo y los beneficios que tendría la apuesta por el WiFi para evitar esta situación. Según sus datos, el tráfico total de la banda ancha inalámbrica en la Unión Europea durante 2012 se destinó a dispositivos móviles como smartphones y tabletas a través de redes WiFi. Además, este porcentaje se elevará según las previsiones al 78% en 2016.
Por este motivo, los responsables del estudio animan a la UE a apostar por la liberación de espectro suplementario que apoye el aumento de la demanda. La reacción de la vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, no se ha hecho esperar y parece muy positiva. «Procuraré que la Comisión Europea ayude a generalizar el uso del WiFi a través de la liberación de radiofrecuencias adicionales y del aligeramiento de la reglamentación», señaló en un comunicado publicado por el Ejecutivo comunitario.
De este modo, los puntos de acceso WiFi son vistos como el complemento ideal a las redes 3G/4G con la reducción de costes que supone tanto para los usuarios como para los operadores que apuesten por el despliegue de hotspots que liberen la carga en sus redes para evitar la congestión. Asimismo, el uso combinado del WiFi y de las denominadas femtoceldas pueden ayudar a mejorar la cobertura en zonas de difícil acceso e incluso dentro de los grandes edificios.
Los pasos a seguir recomendados por los responsables del estudio pasarían por la liberación de frecuencias radioeléctricas de 5150 a 5925 MHz para WiFi a nivel mundial, seguir reservando las bandas de 2,6 y 3,5 GHz de forma íntegra para las comunicaciones móviles así como plantear futuras concesiones de licencias en la banda de 3,5 GHz y otras potenciales para estas comunicaciones. Igualmente, la carga administrativa impuesta a los operadores debería reducirse.
Entre las conclusiones del estudio se señala que las conexiones WiFi y LTE son complementarias y no se sustituyen las unas a las otras. En la combinación de ambas estará el éxito para mejorar el acceso a la banda ancha inalámbrica aumentando la cobertura geográfica. A su vez, la mejora en los nuevos equipos WiFi permitirá velocidades más altas a través del despliegue de canales más anchos como 80 MHz y 160 MHz. Dadas las ventajas que esto puede provocar en el acceso a Internet para los usuarios, esperamos que la apuesta de la Comisión se acelere lo antes posible.