La decisión de la Administración de Barack Obama sobre levantar el veto a los modelos iPhone 4 y el 3GS y el iPad 2 y 3G fabricados para operar en la red de telefonía de AT&T abre un llamativo precedente en el sector tecnológico, puesto que supone ignorar la vulneración de patentes cometida por Apple según la ITC.
Nueva muestra de apoyo institucional del Gobierno de Estados Unidos a una de sus grandes compañías. Nos referimos al caso de la batalla legal entre Apple y Samsung, dos gigantes del sector de la tecnología que en los últimos años se han enfrentado en los tribunales de medio mundo por presuntas violaciones de patentes.
Como informó nuestro portal especializado en telefonía móvil, Movilzona.es, hace poco más de un mes, la Comisión de Comercio Internacional (ITC en sus siglas en inglés) decidió prohibir la comercialización del iPhone 4, iPhone 3GS, 3G iPad y el iPad 2 3G del operador AT&T en suelo estadounidense. En su decisión aseguraba que estos equipos violaban una patente en propiedad de su gran rival, la firma surcoreana.
Sin embargo, días antes de entrar en vigor la resolución (el día fijado inicialmente era hoy, 5 de agosto), el presidente del país norteamericano, Barack Obama, decidió intervenir contra todo pronóstico para levantar el veto. En su argumentación, Obama justifica esta decisión afirmando «querer dejar atrás» una era en las que las compañías hacían abuso de sus patentes para bloquear a sus rivales y obtener grandes beneficios económicos.
La noticia no deja de sorprender porque muestra un proteccionismo a una gran empresa que, por su parte, ha intentado que se prohíban los productos de Samsung en varios países del mundo. En España también lo intentó y no únicamente con equipos del fabricante asiático, aunque no consiguió su objetivo. Como vimos a comienzos de 2012 una empresa valenciana llegó a demandar a Apple por extorsión tras vencer en su batalla legal contra la firma liderada por Tim Cook.
Así pues, una decisión de lo más controvertida que marca un precedente cuando menos llamativo en el sector. La reacción de Samsung a esta situación se espera sea negativa puesto que la intervención de Obama podría desequilibrar la competencia en el mercado estadounidense y que las normas dejen de parecer igualitarias para todos.