Llevan entre nosotros más de 20 años, aunque por aquel entonces no eran demasiado conocidas ni se hablaba tanto de las mismas como sucede en la actualidad. Hoy en día se están extendiendo mucho más, aunque de momento no se pueda decir que ya están en todos los hogares, es posible que llegue el momento en el que sean un elemento habitual en nuestro escritorio.
Este paulatino crecimiento en el mercado doméstico se debe en gran medida a la importante bajada de precio que este tipo de dispositivos está sufriendo en los últimos años, tanto la impresora en si como sus «consumibles» además de tener un diseño más compacto y adecuado para cualquier hogar. De todos modos muchos de vosotros aún os preguntaréis por el uso real que estos aparatos pueden tener en la vida cotidiana, y ya podemos afirmar que cada vez son más los usos disponibles y la utilidad que nos proporcionarán en determinados casos.
Cierto es que los fabricantes de las impresoras 3D están refinando poco a poco tanto el diseño externo como la tecnología interna con el fin de llamar la atención de los usuarios finales. De este modo se intenta apelar a sus aficiones como el maquetismo o la artesanía, dos ramas para las que una impresora de este tipo puede convertirse en un aliado perfecto. Por ejemplo ya podemos generar objetos reales desde diseños artísticos virtuales que hayamos creado en el ordenador nosotros mismos gracias a los filamentos plásticos que se usan en algunas impresiones. Asimismo podremos generar nuestras propias piezas para construcciones de maquetas de todo tipo, por ejemplo.
Otro uso interesante se podría dar en las aulas, donde ya podríamos reconstruir al instante las partes del cuerpo humano o incluso esculturas famosas a modo de ejemplos prácticos. Y porqué no hablar del apartado de la medicina, algo que ya se está llevando a cabo hoy en día creando prótesis adaptables a cada paciente gracias a la tecnología de la impresión 3D.
Otro campo del que se está hablando últimamente para la impresión 3D es aquel que se refiere a la moda, ya que podremos generar nuestros propios diseños de ropa, calzado o incluso bisutería y joyería gracias a la versatilidad que ofrece el poder utilizar diferentes materiales en estos dispositivos. Como dato interesante cabe mencionar que actualmente ya se están usando por parte de algunos cuerpos de seguridad para la reproducción de escenas del crimen en 3D para estimular la memoria de las personas que estaban cerca de la escena del crimen, por ejemplo.
Por lo tanto, como podemos ver, los usos que estos dispositivos nos ofrecen a día de hoy son casi infinitos y dependerán en gran medida de la imaginación y paciencia de los usuarios. Sin embargo, tal y como ocurre muchas veces en la tecnología, todo tiene su punto negativo. Es por ello que las impresoras 3D también pueden conllevar a violaciones de derechos de autor, usos malintencionados para crear objetos peligrosos (incluso pistolas plenamente operativas), por no hablar de la posible disminución de puestos de trabajo especializados que estas impresoras pueden acarrear en la sociedad actual.
¿Estáis pensando en adquirir un dispositivo de este tipo próximamente?, cuéntanos para qué.